Con la construcción del ‘San Teodoro’, este se convierte en un espacio público que, en las ‘velaciones’, congrega a mucha gente de distintos lugares.
Por Olivia Orrego Córdova. 02 noviembre, 2012.En Perú, y específicamente en Piura, la práctica de las velaciones se inicia con la llegada de los europeos. Ellos traen el modelo de entierro al interior de la iglesia y las prácticas que la acompañan; la tradición existía mucho antes de la aparición de los cementerios. Con la construcción del ‘San Teodoro’, este se convierte en un espacio público que, en las ‘velaciones’, congrega a mucha gente de distintos lugares, que llegan con la firme certeza de acompañar a sus difuntos.
Alberto Requena, docente de la Licenciatura de Historia y Gestión Cultural de la Universidad de Piura, comenta que hay una convicción real de las personas sobre lo que hacen en estos días. Para ellas es importante, conversar y reunirse con la familia en el día de las velaciones; visitar a sus muertos y realizar una serie de actos tradicionales. Señaló que muchos piuranos se sienten felices de formar parte de una tradición; pero alertó que esta puede perderse si la gente empieza a ser indiferente a ella.
El Día de Muertos (2 de noviembre) tiene origen indígena mesoamericano; es cuando se honra a los ancestros, “coincidiendo con las celebraciones católicas de Todos los Santos y Día de los Fieles Difuntos”, 1 y 2 de noviembre, respectivamente.
El docente de la Facultad de Humanidades de la UDEP afirma que en estos días se genera mucho comercio en torno a estas celebraciones y al Cementerio (velas, flores, coronas, agua, panes especiales (angelitos, torta de muerto, etc.), inclusive “Los chicos reciclan velas gastadas, hay quienes venden comidas, están los jaladores, quienes limpian lápidas, etc. Esto ya es una dinámica económica”, anota.
Patrimonio cultural
Desde hace nueve años, esta construcción ostenta el título de Patrimonio Cultural de la Nación otorgado por el Instituto Nacional de Cultura (INC), que solo implica un reconocimiento de las singularidades históricas, artísticas y tradicionales que posee este bien cultural, sino que además crea un compromiso que debe ser liderado por las instituciones permitentes y cuya base es la población.
Requena explica que el estado de conservación de este Cementerio patrimonial no es el adecuado. Indica que es necesario reflexionar y tomar conciencia de su enorme importancia cultural y no dejar de lado la responsabilidad de protegerlo, porque se podrían perder, en poco tiempo, estos referentes históricos que alimenten la identidad cultural. “El camposanto es como un libro de Historia aún no leído, lo curioso es que antes de comenzar su lectura ya hemos arrancado páginas completas sin las cuales nos será muy difícil comprender su contenido”, añadió.
“La gestión del patrimonio cultural funerario del San Teodoro requiere no solo de buenas intenciones sino acciones planificadas, más tangibles y menos etéreas. Su puesta en valor, es decir, su recuperación y adecuación con fines culturales requerirá de una seria investigación que registre sus orígenes, ahonde en la historia que alberga en su interior”.
Hay que protegerlo
“Recordemos que cada persona que está sepultada en el cementerio, en vida, hizo el lugar que hoy habitamos”, enfatiza Requena Arriola. Afirma que el camposanto no se agota en la historia, pues posee manifestaciones culturales plasmadas en la arquitectura y escultura funerarias, en las costumbres que se mantienen vigentes tales como el día de los muertos y las velaciones. Agregó que necesita ser protegido, necesita de instituciones que hagan respetar la ley, y que se mantenga el buen ornato del mismo, pues es lugar de visita y tránsito de muchos vecinos de la Región y del país.
Consideró que es importante ver a las velaciones más allá de una tradición, como un encuentro de identidad cultural, porque fortalecen la identidad de los piuranos a un nivel mucho mas serio, como una actitud frente a los muertos.